lunes, 29 de diciembre de 2014

DISFASIA

La disfasia es un trastorno que se produce por una supuesta lesión en el cerebro y que genera dificultades en el lenguaje. Por eso también se conoce a esta condición como trastorno específico del lenguaje (cuya sigla es TEL) o también como trastorno específico del desarrollo del lenguaje (en este caso, la sigla es TEDL).

La disfasia se puede ir superando poco a poco si se utilizan las estrategias y los métodos de intervención adecuados.
Conviene saber que cada niño es diferente y que el ritmo de aprendizaje de cada uno es distinto. Por ello es importante tener en cuenta la etapa evolutiva en la que se encuentra el niño/a y no marcarse objetivos para los que no están preparados.
A la hora de establecer unas metas y estrategias de intervención, es muy importante tener en cuenta la madurez neurológica y psicológica del niño.
En todo caso, conviene contar con la colaboración escolar y familiar. Es fundamental que los padres estén bien informados de lo que le ocurre a su hijo/a y hacerles partícipes del tratamiento.
En cuanto a las estrategias de intervención, conviene aclarar que son diferentes y todo depende de cada caso pero las más generales podemos decir que son las siguientes:
- Ejercicios de discriminación auditiva: se le enseña a distinguir sonidos distintos que son familiares para el niño. Esto se suele hacer a través de grabaciones y se le pide al niño que intente adivinar de que sonido se trata. Por ejemplo: sonidos de estímulos que están en el ambiente del niño (el viento, tormenta, los pájaros, las campanas, etc.), sonidos de instrumentos musicales, sonidos de animales, etc.
- Trabajar la memoria auditiva: Es frecuente que el niño aprenda palabras y que las olvide o distorsione después. Por ello es importante que el entrenamiento vaya dirigido al análisis y síntesis de la palabra. Es muy útil marcar el ritmo con golpes o palmadas al mismo tiempo que se está diciendo la palabra.
- Ejercicios para aumentar vocabulario: se suele empezar por conceptos y palabras que son conocidas para el niño y progresivamente aumentar el nivel de dificultad. Cuando el niño ya posea un número suficiente de palabras, pasamos a clasificarlas e incluirlas en categorías. De esta forma le damos funcionalidad al vocabulario que va aprendiendo.
- Ejercicios y praxias buco-faciales: El objetivo es conseguir una correcta pronunciación de los fonemas. Estos ejercicios consisten en ejercitar y trabajar todos los órganos que intervienen en la articulación de los fonemas (la boca, lengua, labios, respiración, etc.). Se les pide que hagan ejercicios del tipo abrir in cerrar boca, ejercicios de soplo, movimientos de la lengua, etc.
- Actividades para organizar el campo semántico: A través de imágenes o dibujos se juega a relacionar unos conceptos con otros por ejemplo una flor se puede relacionar con un jardín.
- Otras actividades: Ejercicios para aumentar la comprensión verbal, ejercicios morfosintácticos, actividades para aprender la organización y estructuración de frases, etc.
Son muchas las estrategias que se utilizan, todo va a depender del niño/a y del nivel madurativo. Pero conviene aclarar que deben ser aplicadas por profesionales y especialistas en el tema y, sobre todo, contar con la colaboración de la familia y el colegio en todo el proceso de intervención.


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